La desgracia de mi fortuna

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entrar es fácil... salir es difícil...

...por fortuna yo no siento con filo
de cuchillos menesterosos
o amantes que se rotulen “las Gracias”
ni me esfacelo con prismas palmípedos
de frondas alirrotas de este mundo

desgraciadamente soy obcecado y no pienso
con deseos azules de quereres apagados
ni espejos cojos con el rostro vuelto en horror
ni mucho menos con sus encerronas y moralejas

por una infinitesimal desgracia
yo no pienso en torbellinos de cerrojos
ni con los muros del odio reciclados
ni con bujías encendidas o los veleros verdes o rosa
o naranja o con el desprestigio de los veleros
ni con las antologías que me han querido flagelar en sus métricas
o metrallas o recetas a base de heroína

y desgraciadamente no he podido pensar con ellas
ni por ellas y hay que dar a torcer el brazo de terciopelo
para admitir que sin ellas tampoco
aunque como cosa o no cosa
como ratán o mimbre
velero o no velero siempre forman parte de mis aullidos
las velas veladas, siempre encendidas
siempre insólitas

es que desgraciadamente
he tenido que aprender a pensar conmigo misma
y cuando conmigo misma y yo concordamos
es cuando por fin los pámpanos logran renacer
como todo lo pasado o lo futuro
o lo presente

lo que menciono
lo que descubro
lo que invento
que no importa cuantos milenios arrastre
sí abro lo secreto allí está la cosa
surgiendo como monumento de los ungidos

medusa en una crisálida
grito incendiario
en desenfrenado intento de corregir lo real
al curso de la pálida cabeza irreal
en bisel visionario

y esta desgracia de mi fortuna o viceversa
no es inevitable
es nada más invencible
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